19 de septiembre 2018.

La localidad segoviana de Sepúlveda conserva diferentes estructuras arquitectónicas de los siglos XI, XII y XIII, tanto civiles como religiosas, de especial interés en el ámbito castellano. Gracias a un testimonio de 1120 está documentada la presencia de cinco iglesias y por otro registro de 1247 se certifica la existencia de catorce templos (incluyendo los cinco referidos y restando el de Santa Eulalia en ambos casos que, sin embargo, sí aparecerá en el listado de 1295) (1). En la actualidad sobreviven seis de estos y restos de otros dos.

A estos complejos hay que sumar los vestigios del castillo y las murallas, de momentos constructivos dispares. Además Ruiz Hernando ha identificado seis casas entre el caserío, más una arquería de acceso y una fuente en una visión panorámica de la villa para este período (2). En resumen, un conjunto más que notable en términos de construcción. Junto al mampuesto y el ladrillo, este último casi marginal, el volumen de sillería empleada resulta extraordinario y certifica una labor de acopio significativa.

Entre toda la información disponible destacan especialmente dos datos, vinculados entre sí, para una mayor comprensión sobre la “petrificación de la riqueza” en el marco de lo civil. Por un lado, la muralla encierra una de las no muy numerosas inscripciones en construcciones públicas y, a su vez, de las más antiguas en la actual demarcación territorial (en Zamora capital también se advierte un caso similar). Y así en uno de los cubos se dispone un sillar con el Monumentum aedificationis de 1063 siguiendo la transcripción y traducción de Martínez Ángel:

«En la era 1101 (año 1063) hizo restaurar (?) esta torre … maestro Domingo …» (3).

 Monumentum aedificationis de 1063 en la muralla de Sepúlveda.  Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.

Los investigadores Martín, Tardío y Zamora han puesto de relevancia los antecedentes de esta estructura defensiva y, por tanto, resulta factible que la inscripción precitada pueda hacer referencia a una labor de reparación (4). De este modo, si se mantiene esta transcripción, la inscriptio ofrecería información en una temprana fecha de las labores de recuperación de la obra existente. Otro fragmento de inscripción en el mismo ámbito, y cuya datación se ha propuesto entre interrogantes en el siglo XI según el referido investigador, vendría a reforzar estas cronologías.

Para contar con una visión general del marco de estudio resulta necesario traer a colación el otro Monumentum aedificationis de 1144 instalado en la torre de Nuestra Señora de la Peña:

«Esta torre empezó a ser edificada en la era 1182 (año 1144).

El arquitecto de esta torre fue Julián, natural de San Esteban» (5).

El resto de inscripciones que se reconocen en esta villa de frontera, once en total siendo así uno de los grupos más numerosos en cuanto a su distribución, aparecen en diferentes templos dentro de un abanico cronológico comprendido entre los siglos XI-XIV. Tres de ellas corresponden a la segunda mitad del siglo XI (1063 la más temprana), cuatro en la segunda mitad del XII, tres entre los siglos XII-XIII, otra del XIII y una última entre el XIII-XIV. Teniendo presente su carácter orientativo y, en ningún caso concluyente, esta periodización delataría -como así confirma la materialidad, la arqueología y la propia documentación-, del constante y rápido proceso constructivo que se lleva a cabo y, por tanto, de los importantes medios disponibles (tanto humanos como económicos), así como del interés por dotar de infraestructuras necesarias a la localidad.

Por otro lado, el testigo inscrito de la muralla tiene que ser puesto en relación con la información que facilita el Fuero de Sepúlveda (redacción A, [7]), confirmado en 1076, es decir, testimonio coetáneo:

«Y llevarán a cabo por turnos cuatrienales los trabajos de reparación de las murallas y el castillo y los correspondientes servicios de vela» (6).

Así las dudas razonables respecto al término ‘restaurar’ podrían disiparse, no sin cierta incertidumbre. De lo que no cabe duda es que, junto a las labores de construcción, también hay que incorporar las de rehabilitación y conservación empleando una terminología actual. Según la información descrita, cada cuatro años se reparaban los lienzos, práctica bajo la responsabilidad de todo el Concejo según se puede deducir y que, asimismo, se puede constatar en otros muchos Fueros, véase, por ejemplo, el de León, mientras que en el de Salamanca se refleja fazer el muro. De este modo, no solo hay que tener en cuenta la inversión inicial, también las labores de mantenimiento regulares que requiere la “riqueza petrificada” y la importancia que estas gozan en el imaginario colectivo. Factores todos ellos que ponen de relieve, además de la significación que ocupa Sepúlveda y el importante número de registros materiales alzados y conservados, la complejidad del proceso y su carácter poliédrico.

Antonio Ledesma. Post doctoral researcher.
Instituto de Historia
Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC (Madrid)

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 (1) LINAGE CONDE, A. Las iglesias de Sepúlveda y sus santos titulares. Espacio, tiempo y forma. Serie III, Historia medieval, 1988, n.º 1, 1988, pp. 295-308.

(2) GARCÍA GUINEA, M.Á.; PÉREZ GONZÁLEZ, J. M.ª (dirs.); RUIZ HERNANDO, J.A.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, J.M. (coords.). Enciclopedia del románico en Castilla y León. Vol. IIISegovia. Aguilar de Campoo: Fundación Santa María La Real, Centro de Estudios del Románico, 2007, pp. 103 y 112-118.

(3) MARTÍNEZ ÁNGEL, L. Las inscripciones medievales de la provincia de Segovia. León: Universidad de León, [2000], pp. 9-10.

(4) MARTÍN AYMERICH, M.ª D.; TARDÍO DOVAO, T.; ZAMORA CANELLADA, A. Las murallas de Sepúlveda, (Segovia): un ensayo de aproximación con métodos arqueológicos, a un ejemplo de pervivencia histórica. Segovia: Diputación Provincial, 1990.

(5) MARTÍNEZ ÁNGEL, L. Las inscripciones medievales pp. 21-22.

(6) ALVARADO PLANAS, J. (coord.). Los Fueros de Sepúlveda. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces etc. D.L. 2005, p. 45.

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